
El verdadero origen de la Pascua se remonta al año 1513 antes de Cristo, cuando el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto, hacia la Tierra Prometida. Pero de acuerdo a la concepción cristiana, la Semana Santa ,fecha que se evoca la pasión, muerte y resurrección de Cristo, marca el inicio de la religión católica, cuyos creyentes saben que al morir en la tierra, empezarán a vivir eternamente en el cielo. Este inicio de una nueva y eterna vida, es representado por los huevos, que siempre han sido considerados como un símbolo de fertilidad y vida.
Sin embargo, antes del nacimiento de Jesús en muchos lugares las personas se regalaban huevos como símbolos de fertilidad y para desear a los vecinos una nueva cosecha. Algunos registros históricos mencionan los orígenes de la Pascua se remontan a la fiesta primaveral en honor a la Diosa germánica de la Luz y la Primavera conocida como Eostre, que aseguraba la persistencia de la tribu usando un huevo como símbolo de la continuidad de la vida. En la Inglaterra de la Edad Media se acostumbraba pintar y decorar huevos, para obsequiarlos en Easter. Los nobles encargaban a prolijos artesanos adornar huevos con gemas.
Es famoso también el huevo de Pascuas que el Zar Alejandro encargó al joyero Faberge para regalarle a la Zarina. Eran tres huevos de platino, uno encajado dentro del otro, cubierto de gemas, y que al interior tenía en oro el águila bicéfala de los Romanoff.
El esconder los huevos también se remonta a los tiempos cuando la destinataria entraba a su recámara y se sorprendía al encontrar el regalo escondido entre sus cosas. Y ¿ por qué el conejo los trae?, junto con la noción de que el huevo simbolizaba la continuidad de la vida, los antiguos comían conejo para recibir la precoz fertilidad, de este precoz roedor, así pues, huevo y conejo prolongaban vida y especie. Tomando el huevo como el más representativo símbolo de las Pascuas, fue recién en el siglo XIX con el inicio de la industria del chocolate en Suiza, cuando surgieron los famosos huevos de chocolate.