La prostitución y la trata de menores de edad es en la actualidad un problema de ámbito mundial que afecta a gran cantidad de niños y niñas.
La trata infantil viola el derecho inherente de un niño a crecer en un entorno protegido y el derecho de verse libre de todo tipo de maltrato y explotación.
la prostitución infantil se esconde mucho más que la prostitución de adultos. Dicha prostitución nunca es voluntaria y va acompañada del miedo, del hambre, de las drogas y una multitud de circunstancias más, que dañan de manera profunda a las victimas.
Según algunas estimaciones, el número de niños y niñas que cada año son víctimas de estas problemáticas se eleva al 1,2 millones y según un reciente índice de la ONU la Argentina se encuentra entre uno de los países con mayores problemas en cuanto a la trata de personas.
Con frecuencia, ni los niños o niñas ni sus familias son conscientes de la amenaza que representa la trata de menores de edad, y caen victimas de redes de corrupción de menores. La captación de estas redes se da por medio del rapto, del fraude, del engaño siempre con fines de explotación. Esta explotación significa prostitución, explotación sexual, trabajos o servicios forzados, o la extracción de órganos. Estas redes buscan a sus víctimas entre los más vulnerables por eso mujeres son engañadas con frecuencia con promesas de empleo, oportunidades de educación o de una vida mejor, y los niños corren la misma suerte sobre todo aquellos menores que escaparon de sus hogares.
Las organizaciones de trata de personas y de prostitución utilizan generalmente clubes nocturnos para retener a los menores. Una vez que los niños y niñas caen en manos de estas organizaciones son encerrados, golpeados y violados por sus proxenetas durante varios días. En ningún momento dejan de ser vigilados y no pueden salir a la calle. Normalmente son obligados a drogarse para doblegarlos, convertirlos en drogadictos y hacerlos así dependientes de su victimario. En algunas situaciones estos victimarios se trasladan y trasladan a sus victimas a otra cuidad o país para distanciarlos de su entorno y tenerlo a su meced.
Por otro lado los golpes y amenazas que reciben estos niños aseguran su silencio, y muchas veces aun después de que sus victimarios son detenidos siguen callando.
Los menores que caen en manos de estas redes tienen pocas posibilidades de escapar. Si no son liberados por la policía pueden terminar siendo vendidos en el extranjero y no regresar jamás. Pueden ser asesinados cuando ya no sirvan o caer por una sobredosis. Pueden convertirse en drogadictos o simplemente no volver a recuperar su estado emocional normal.
El derecho a disfrutar la niñez y a llevar una vida productiva, gratificante y digna se ve seriamente comprometido por esta problemática que trae consecuencias serias, de por vida, en el desarrollo físico, psicológico, espiritual, moral y social de las victimas. Sobre todo porque la niñez es aún más vulnerable que los adultos por ejemplo a las enfermedades de transmisión sexual, incluyendo la infección con VIH y el SIDA, ya que sus tejidos corporales son dañados más fácilmente.
Los impactos psicológicos de la explotación sexual son muy altos muchos niños y niñas que han sido explotados manifiestan sentimientos de vergüenza, culpa y baja auto-estima.
Un niño, niña o adolescente que ha pasado por esto tiene muchos traumas psíquicos y físicos sufridos a una edad en la que el ser humano es tremendamente vulnerable mientras intenta moldear su personalidad.
La trata de personas y la prostitución pasan por una situación muy delicada en nuestra provincia debido a las numerosas desapariciones, y nuestra sociedad parece todavía no dimensionar el problema que estamos enfrentando Detrás de la prostitución infantil, existen organizaciones de tráfico de armas, drogas y por su puesto de menores. Estos menores son objeto de secuestros en el mundo y el niño que puede caer en manos de estos criminales puede ser el nuestro. Por eso no solamente protegemos a nuestros hijos, tomándolos fuertemente de la mano cuando vamos caminando por la calle, sino también cuando asumimos responsabilidades desde el rol que cada uno desempeña en la sociedad. Indiferencia e ignorancia, ausencia de leyes, corrupción, son algunos factores que llevan, directa o indirectamente, a la explotación sexual de la niñez. Obviamente es necesaria una legislación que proteja al niño; pero las leyes no tienen sentido a menos que sean impuestas con propiedad y para eso se necesita de la colaboración de todos. Denunciemos aquellas situaciones de injusticia social y de violación a los Derechos Humanos, en este caso en particular, de los Derechos de nuestros niños y niñas para que vivan su niñez, su adolescencia, sin explotación, y sin miedo.