El debate sobre la educación sexual en las escuelas fue siempre un tema polémico y difícil de abordar. Estas últimas semanas el tratamiento de este tema trascendió nuevamente para dividir opiniones. Posturas que por un lado manifiestan que la educación sexual debe darse solamente en el ámbito familiar y posturas que plantean la obligatoriedad de la educación sexual en las escuelas como parte de una educación integral.
La sexualidad no es sinónimo de genitalidad. Se debe
educar en valores. Se debe enseñar que el amor y el respeto son las bases para las relaciones humanas. Cuando se habla de sexualidad se habla de un concepto que integra la historia personal de cada individuo, incluyendo su contexto histórico y sociocultural, su cuerpo, sus sentimientos y emociones. Los afectos, los deseos, las conductas sexuales, las fantasías ocupan un espacio muy importante en la vida de las personas y de los grupos sociales. Por tal razón la sexualidad no es solo algo biológico.
El tratamiento de la inclusión de la educación sexual en las escuelas nos es un debate menor ni es algo reciente lleva en tratamiento a nivel nacional mas de cinco años y mientras las posturas se dividen, el tiempo pasa y el tema se dilata nuevamente.
Y sin embargo la pregunta siempre es ¿Por qué la Educación Sexual debe ser incluida en el aula? Porque los chicos crecen, se desarrollan, al generarse cambios en su cuerpo comienzan las preguntas, preguntas que no encuentran respuestas.
En algunos ámbitos y en algunas familias todavía no se puede hablar de sexualidad. Cuando los maestros o los padres no hablamos sobre sexualidad con nuestros hijos generamos un vacio. Y dejamos que las preguntas que los niños y los jóvenes se hacen acerca de su cuerpo y sus sensaciones sean contestadas por la televisión, por Internet; o por amigos generando de esta manera a veces conocimientos erróneos, y malas practicas.
Es fundamental dedicar tiempo y espacio en el aula y dentro del núcleo familiar para tratar los temas sexuales que los chicos y chicas nos plantean desde que pueden expresarse, en un contexto afectivo y respetuoso. Los niños y los jóvenes tienen derecho a informarse, a aprender a cuidar su propio cuerpo, a compartir los temas que les interesan y preocupan, en el momento en que surgen las dudas y no “cuando sean más grandes”.
La Educación Sexual es un derecho. Para mantener una verdadera salud sexual tanto los adultos como los jóvenes y los niños deben conocer y seguir conductas no riesgosas y responsables:
Hoy, la educación sexual es una exigencia que demandan los propios chicos. Una educación sexual basada en la verdad y no en los prejuicios; en el silencio o en la vergüenza. A través de la educación sexual, se puede transmitir salud sexual, ayudar al cuidado del propio cuerpo y del de los demás, a la prevención de embarazos no deseados, a la prevención de ETS y VIH/ SIDA, a disminuir el abuso sexual, el maltrato y la violencia.
La Educación Sexual contribuye en la formación de personas más responsables, más consientes de su propio cuerpo y de las posibilidades de goce y placer que éste les puede brindar.