7 de septiembre de 2009

NUESTROS ADULTOS MAYORES

No es fácil dar una definición sobre qué es el envejecimiento, aunque todos lo sabemos, de manera intuitiva, por que lo observamos a nuestro alrededor o en nosotros mismos.

Sin embargo a veces cuando se habla de vejez o tercera edad se habla de ella como el otoño de la vida, o la época dorada. Así como la infancia y la juventud son el periodo en el cual el ser humano está en formación y vive proyectado hacia el futuro, en la edad adulta se esta en la etapa de la sabiduría que generalmente es fruto de la experiencia, es el momento de la vida en el que todo confluye, permitiendo comprender mejor el sentido de la vida.

Científicamente el envejecimiento se ha definido como un proceso de deterioro que se da en el organismo y que provoca alteraciones funcionales. Estos cambios que llamamos envejecimiento se dan por factores ambientales, sociales, o presencia de enfermedades afectando nuestro orden morfológico, psicológico, funcional y bioquímico. Se manifiestan por pérdidas progresivas en el tiempo de la capacidad de adaptación y la capacidad de reserva del organismo, que produce vulnerabilidad ante situaciones de estrés o de enfermedad.

Es difícil determinar el momento en que estos cambios inician porque al contrario del nacimiento el envejecimiento es un fenómeno que genéticamente no está programado. Pero profesionales de la salud consideran que se manifiestan generalmente a partir de los 30 años en adelante. Edad donde empiezan a producirse cambios en el cuerpo y en el aspecto exterior de las personas, es así como por ejemplo con la edad se reduce la estatura, el tronco se vuelve más grueso y nuestras extremidades más delgadas, se empieza a manifestar una curvatura de la columna vertebral, la piel pierde su flexibilidad y elasticidad apareciendo de esta manera las arrugas.


En la edad adulta sin embargo por el paso y el peso de la edad nuestros adultos mayores deben frecuentemente afrontar muchos y difíciles problemas a veces las personas mayores no son valorados y los adultos mismos se sienten inducidos a preguntarse si su existencia es todavía útil. En el pasado se tenía un gran respeto por los ancianos. Si nos detenemos a analizar la situación actual, constatamos cómo, en algunos pueblos, la ancianidad es tenida en gran estima y aprecio; en otros, sin embargo, lo es mucho menos a causa de una mentalidad que pone en primer término la utilidad inmediata y la productividad del hombre.

“El tiempo se escapa irremediablemente”, nuestros adultos son personas que han realizado un largo recorrido y por ello son portadores de la memoria colectiva y de valores comunes en la sociedad. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual crece nuestro presente.

Por eso es preciso luchar contra la indiferencia social hacia los adultos mayores y promover una integración que demuestre valoración social, concretándose iniciativas que permitan que los adultos mayores sigan cultivándose física e intelectualmente.
De este modo sin duda se conserva y aumenta la razón por la vida,