20 de noviembre de 2009

Somos diferentes, valemos igual

Caminaba un día por el campo, cuando una brillante nave espacial descendió frente a mí.
De la nave salió un ser pequeño y verde, de orejas puntiagudas...me hablo y me dijo he viajado miles de años para conocer este planeta. Le conteste ¿Y qué... qué querés conocer? Me dijo Ya vi mares y tierras, pero no sé quiénes habitan aquí. Entonces le conte que aquí en la tierra vivimos los varones y las mujeres. Con curiosidad me pidió que le explicara como eramos y cómo podía distinguirnos.
Como parecía amigable lo lleve hasta la plaza del pueblo y le señale el es un varon viste pantalones, usa pelo corto tiene barba y bigote.
Ah y ella es una mujer tiene falda, pelo largo, aros. El extraterrestre entonces dijo que fácil ya entendí y emocionado con lo que había aprendido empezó a recorrer la plaza : hey
¡Hey, vos! Vos sosun varón, ¿verdad?
– No, soy mujer.
– ¡Pero tenés pantalones y pelo corto! ¿Y vos? Vos sos una mujer,
¿verdad?
– ¡Estás ciego, marcianito! Yo soy un varón.
– Pero... ¡No puede ser! Tenés pelo largo y aros.
Extrañado y sin entender el marcianito decidió confundido regresar a su planeta.

Si tenemos que hablar de diversidad sexual no nos tiene que pasar lo mismo que al marcianito, la diversidad sobre todo si hacemos referencia a la diversidad sexual la tenemos que abordarla siendo concientes de la complejidad humana.
En el mundo todos actúan, visten, piensan y se relacionan de diversas maneras.
Cuando nacemos, los seres humanos presentamos características físicas y anatómicas diferentes. Si hacemos referencia a la naturaleza tanto las mujeres como los varones tenemos características anatomicas y órganos sexuales y reproductores distintos. Y es a partir de esas características biológicas que la sociedad nos adjudica un SEXO.
Estas diferencias, que recibimos de la naturaleza, siempre han sido así. No han cambiado en toda la historia de los seres humanos, ni según el lugar donde vivan ni a la raza que pertenezcan.
Sin embargo es a través de la cultura que adquirimos habitos, costumbres y formas de relacionarnos, culturalmente nos enseñan que somos o como deberíamos ser. Así vamos adoptando comportamientos, formas de sentir, de pensar, de querer, de vestirnos, de trabajar, de estar en el lugar exacto que debemos ocupar en el mundo, según lo que cada sociedad (sobre todo nuestra familia) considere que son los varones y las mujeres.
Es asi que la división sexual, la prohibición o la libertad sexual, todo lo que se identifica como masculino o femenino, se va transmitiendo de generación en generación, hasta el punto de convertirse en hábitos difíciles de cambiar, en cualidades propias, inherentes, y “naturales” para cada sexo.
Pero si analizamos lo que nos rodea y tratamos de poner en evidencia diferencias, nos encontramos con discursos y comportamientos construidos y a veces profundamente arraigados donde la realidad es un único modelo que prescribe la forma de pensar, de sentir y de ser y no seguir ese camino trazado tiene una connotación mala, no se piensa en términos de diversidad sino lamentablemente en términos de bueno o malo. Y si esa diversidad es sexual se piensa incluso en términos de normal o anormal.
Actualmente si nos referimos al significado de estas palabras normal parece simbolizar una idea que representa determinados colectivos identififcados, por esa razón la expresión anormal ha pasado a conformar un insulto cotidiano dentro del lenguaje por considerarse dentro de los parámetros de la sociedad como desviaciones de las conductas humanas.
El que seamos diferentes no debería ser algo para objetar. Al contrario anhelar la diversidad, es una mirada necesaria. En la diversidad podemos reconocernos iguales pero diferentes. El problema empieza cuando la sociedad nos convierte en seres desiguales en lugar de seres equivalentes. Cuando nos impone roles, nos dice qué podemos hacer y qué no según cual sea nuestro sexo.
Se trata de construir un mundo en donde los seres humanos se respeten como personas individuales y también como colectivo respetando, protegiendo, promoviendo y cumpliendo el principio de libertad de elección y de igualdad para todos.